Mensaje

La sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso; la virtud, en llevarlo a cabo.

lunes, 30 de julio de 2012


EL FIN DE UNA ILUSIÓN  (Tener y Ser - Erich Fromm)

LA GRAN promesa de un Progreso Ilimitado (la promesa de dominar la naturaleza, de abundancia material, de la mayor felicidad Para el mayor número de personas, y de libertad personal sin amenazas) ha sostenido la esperanza y la fe de la gente desde el inicio de la época industrial.   Desde luego, nuestra civilización empezó cuando la especie humana comenzó a dominar la naturaleza en forma activa; pero ese dominio fue limitado hasta el advenimiento de la época industrial.  El progreso industrial, que sustituyó la energía animal y la humana por la energía mecánica y después por la nuclear, y que sustituye la mente humana por la computadora, nos hizo creer que 
nos encontrábamos a punto de lograr una producción ilimitada y, por consiguiente, un consumo ilimitado; que la técnica nos haría Omnipotentes; que la ciencia nos volvería omniscientes.  
Estábamos en camino de volvernos dioses, seres supremos
que podríamos crear un segundo mundo, usando el mundo natural tan sólo como
bloques de construcción para nuestra nueva creación.

Los hombres y, cada vez más, las mujeres tenían un nuevo sentimiento de libertad;
se convertían en amos de sus vidas: las cadenas feudales hablan sido rotas y el
individuo podía hacer lo que deseara, libre de toda traba, o así lo creía la gente.
Aunque esto sólo era verdadero en relación con la clase alta y la media, sus logros
podían hacer que los demás tuvieran fe en que posteriormente la nueva libertad
llegaría a extenderse a todos los miembros de la sociedad, siempre que la
industrialización continuara progresando.  El socialismo y el comunismo rápidamente
cambiaron, de movimientos cuya meta era una nueva sociedad y un nuevo hombre
en movimientos cuyo ideal era ofrecer a todos una vida burguesa, una burguesía
universalizada para los hombres y las mujeres del futuro.    Se suponía que lograr
riquezas y comodidades para todos se traduciría en una felicidad sin limites para
todos.    La trinidad "Producción ilimitada, libertad absoluta y felicidad sin
restricciones" formaba el núcleo de una nueva religión: el Progreso, y una nueva
Ciudad Terrenal del Progreso remplazaría a la Ciudad de Dios.   No es extraño que
esta nueva religión infundiera energías, vitalidad y esperanzas a sus creyentes.

Lo grandioso de la Gran Promesa, los maravillosos logros materiales e intelectuales
de la época industrial deben concebirse claramente para poder comprender el trauma
que produce hoy día considerar su fracaso.  La época industrial no ha podido cumplir
su Gran Promesa, y cada vez más personas se dan cuenta de lo siguiente:

o La satisfacción ilimitada de los deseos no produce bienestar, no es el camino de la
felicidad ni aun del placer máximo.

o El sueño de ser los amos independientes de nuestras vidas terminó cuando
empezamos a comprender que todos éramos engranes de una máquina burocrática,
y que nuestros pensamientos, sentimientos y gustos los manipulaban el gobierno, los
industriales y los medios de comunicación para las masas que ellos controlan.

o El progreso económico ha seguido limitado a las naciones ricas, y el abismo entre
los países ricos y los pobres se agranda.


o El progreso técnico ha creado peligros ecológicos y de guerra nuclear; ambos
pueden terminar con la civilización, y quizás con toda la vida.

Cuando fue a Oslo a recibir el Premio Nóbel de la Paz (1952), Albert Schweitzer
desafió al mundo "a atreverse a enfrentar la situación... El hombre se ha convertido
en un superhombre.., pero el superhombre con su poder sobrehumano no ha
alcanzado el nivel de la razón sobrehumana.  En la medida en que su poder aumente
se convertirá cada vez más en un pobre hombre... Debe despertar nuestra conciencia
el hecho de que todos nos volvemos más inhumanos a medida que nos convertimos
en superhombre".